viernes, 29 de enero de 2016

Contra la nueva educación. Una invitación formal

La puesta de largo de Contra la nueva educación, que estará en las librerías a partir del 17 de febrero, será el día 24 en Casa del Libro de Barcelona (Rambla Catalunya 37). Desde ese momento, toca defender lo que ya ha quedado escrito y no tiene vuelta atrás. Y eso haré, con la tranquilidad de que lo que digo en el libro es (casi) exactamente lo que pienso. Que no es poco. Además, hay algo que no solo me tranquiliza sino que me produce una inmensa satisfacción: que personas de la talla personal e intelectual de Gregorio Luri y Antonio Muñoz Molina hayan querido participar de una u otra forma en esta aventura. Antonio Muñoz Molina tuvo la generosidad de escribir un espléndido prológo titulado "Entre el lamento y la carcajada". Gregorio Luri, además de haberme servido de inspiración a través de sus libros y sus cafés en Ocata, me ha concedido el honor de presentar el libro en Barcelona, el próximo día 24 (muchas gracias, Maestro Luri).  

Así pues, quedan todos invitados.






Contra la nueva educación en el blog de Jorge Sánchez (Bajo la lluvia)



Hoy es Jorge el que anuncia la presentación de Contra la nueva educación en su estupendo blog. Así que gracias, Jorge, por la difusión de la noticia y por las palabras de ánimo, que nunca sobran. 

jueves, 28 de enero de 2016

Contra la nueva educación, en la página de Garaikideak



Los amigos del Centro de Música Contemporánea Garaikideak, un grupo de audaces músicos dispuestos a dar a conocer la creación musical de nuestro tiempo y con los que tendré el gusto de colaborar como intérprete dentro de poco más de un mes, han tenido la amabilidad de anunciar en su página la presentación de Contra la nueva educación, sobre la que daré pronto detalles.

Gracias, compañeros, por difundir la noticia.


lunes, 18 de enero de 2016

Lampedusa y el Gobierno del cambio


Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
Giuseppe Tomasi di Lampedusa. El Gatopardo.

Uxue Barkos.

Con esto de los cambios ocurre como con las innovaciones educativas: que pueden ser a mejor, a peor o que ni se noten. Incluso puede ocurrir que no tengan de cambio más que el nombre. Es verdad que cuando un partido lleva muchos años en el Gobierno conviene que deje paso a otros que vengan, en principio, con una mayor frescura, menos vicios adquiridos y mejores expectativas. Esto es lo que sucedió en Navarra hace todavía menos de un año. El problema viene cuando las expectativas comienzan a defraudarse demasiado pronto, lo que parecía esperanzador se convierte en desilusionante y empieza a extenderse una cierta sensación de deja vù entre la ciudadanía. En estos tiempos de regeneración obsesiva (qué manía con querer cambiarlo todo -habrá que cambiar lo que no funciona, mantener lo que sí y perfeccionar lo que marcha razonablemente bien-), los partidos que forman el actual Gobierno de Navarra se presentaron a las elecciones con el fin de relegar a la acomodadísima Unión del Pueblo Navarro y asumir el mando. "Las fuerzas del cambio", las llaman algunos como queriendo homeajear a Star Wars (antes decíamos "La guerra de las galaxias"). Nada que objetar a la aspiración política de dirigir los designios de esta comunidad, faltaría más. Sin embargo, en lo que respecta a la enseñanza, cuesta ver mejoras evidentes en la gestión, encontrar la capacidad de la que carecía la desgastada UPN y confiar en que con estos nuevos dirigentes el cambio va a ser beneficioso, más allá de la higiene democrática que conlleva la propia alternancia.

Repasemos solo algunas cuestiones relacionadas con la educación. 

El Gobierno del cambio, que tanto (y con razón) criticó al anterior por su "debilidad, falta de implicación" y por no buscar "la capacidad de autogobierno", y que tachó el sistema de adelantos de "trampa poco ambiciosa", se lo ha pensado mejor y ha optado por continuar la estrategia anterior de dejar para más adelante la devolución a los funcionarios de lo que se nos debe. Así, los profesores continuamos sin cobrar la mensualidad que se nos sustrajo y no la recuperaremos hasta el 2018 (eso dicen).

El Gobierno del cambio se comprometió a "efectuar una revisión general de las jefaturas y direcciones existentes", para que todas ellas respondieran a "razones justificadas de funcionalidad y organización administrativa". Además de establecer los criterios de mérito y capacidad para la designación de los cargos proponía la realización de "un informe previo no vinculante de una comisión independiente del Instituto Navarro de Administraciones Públicas referido a la competencia e idoneidad de los candidatos". Esto fue, claro, antes de las elecciones. A día de hoy son más de ciento veinte las jefaturas nombradas a dedo en la administración foral desde el mes de julio (sin sumar direcciones generales y jefaturas de gabinete). Pero "es algo transitorio", explican desde el Gobierno.
                                                     
El Gobierno del cambio aseguró que no impondría el euskera, pero más del 70% de las plazas de la primera Oferta Pública de Empleo en educación (por motivos "estrictamente técnicos") son de euskera y se plantea la unificación de las listas de euskera y castellano para que los profesores de euskera puedan optar a contratos en ambos idiomas. 

El Gobierno del cambio acordó potenciar el sistema educativo público pero ha introducido las ayudas al transporte para alumnos de euskera y afirma que dará "un trato especial a las ikastolas de la zona no vascófona".

Y, mientras tanto, con este Gobierno del cambio, los docentes de la enseñanza pública seguimos con las mismas horas lectivas (incrementadas por UPN pero mantenidas por el cuatripartito -se conoce que no todas las herencias vienen mal-), sin convocatoria de cátedras, con situaciones discriminatorias hacia el profesorado de la Secundaria como los llamados "servicios especiales para la formación", con la misma opacidad, los mismos baremos antimeritocráticos, la misma falta de movilidad del profesorado... es decir, los mismos problemas de siempre. De cambio nada. Digamos más bien cambiazo.

viernes, 15 de enero de 2016

Podemos y el anti-elitismo emocional


Hace ya tiempo que hablar de elitismo resulta sospechoso. Mal síntoma que suene mal la aspiración a que nos gobierne una minoría selecta. Debe ser que algunos prefieren una minoría corriente. O sea, como ahora.

Los recientes acontecimientos en el Congreso de los Diputados, que no son más que anécdotas, pese a que alguno se haya escandalizado (no es mi caso, desde luego, pues encuentro más ridículo que ofensivo el postureo), estudiados gestos que buscaban (con evidente éxito) eso que los barrocos llamaban mover los afectos y que hoy, rebajado al nivel medio de una sociedad vulgar, podríamos llamar sencillamente "llegar a la gente", han puesto de manifiesto hasta qué punto la política se ha convertido definitivamente en una vertiente más de la industria del entretenimiento. No ha ayudado, es cierto, el desengaño generalizado ante la clase política y el también generalizado desprecio de la sociedad a todo político que pase de los cuarenta, vista traje y corbata o pertenezca a un partido de los denominados tradicionales (o sea, a la "vieja política"). La cosa es que hoy, lo que se echaba de menos, "lo que se lleva", no es la honradez, la frescura en las ideas, el rigor en los planteamientos, la crítica constructiva o la capacidad de persuasión, que son, a mi modesto entender, las cualidades que podrían ayudarnos a recuperar la fe en la política. No, lo moderno (que no es bien antiguo) es manejar los tiempos, acertar con los eslóganes, encontrar la imagen adecuada, dar con la estrategia... y para ello, como a partir de la LOGSE, lo más eficaz es adaptarse a los mínimos, analizar al votante medio y pensar en él. Nada de selectas minorías. La masa es la que importa.

Como David Bisbal, Pablo Iglesias se golpea el pecho, mano en el corazón, para dar a entender a su público que hay una sintonía entre ellos que nadie les podrá arrebatar. Han conectado. "Os quiero, tíos. Siempre os llevaré dentro. Sois lo más". La conexión en uno u otro caso está muy calculada. Los futboleros dirían que se trata de una táctica resultadista. Mensajes claros, afectivos, cercanos, elementales. Se trata de visibilizar, establecer vínculos, lograr popularidad, que el público se sienta identificado, escuche, lea, vea lo que necesita escuchar, leer y ver.


Antes de que alguien se apresure a calificarme de            (pongan en el espacio lo que prefieran), aclaro: no tengo nada contra Podemos ni considero que los partidos de siempre sean más limpios, más cualificados o más desinteresados. Ya sé lo que hay. Vivo en España. Mi crítica, mis reflexiones, están dirigidas a las nuevas formas de hacer política, pero no tanto hacia quienes las elaboran sino a quienes las padecen. Estoy lamentando que un partido nuevo piense que recurrir a este tipo de maniobras (como el bebé de Bescansa, que también en Pablo y en Íñigo descansa) le va a dar resultado (y es que se lo da, oigan). Estoy manifestando mi pesar ante el panorama que se avecina. Una vieja política sin signos aparentes de renovación y una nueva política que tiene pinta de política de consumo, rebosante de marketing y afán publicitario, ambigua en sus aspiraciones (¿anti-sistema o reformista?) y, sobre todo, en sus prestaciones. Vayamos ahora con esto: las prestaciones.

Es obvio que llevar rastas no implica ni más ni menos capacidad para ejercer la labor de diputado. Podemos discutir si es o no digna de estimación la capacidad de adaptar la propia apariencia al contexto en que uno ha de desenvolverse, si es (o no) algo positivo acudir con un determinado aspecto a un lugar al que se acude en representación de otros. En cualquier caso (y dejando a un lado el exabrupto de Candy Villalobos por higiene mental) es una cuestión menor. Ahora bien, si el peinado de un político no debe condicionar la valoración de su capacidad, hay algo que sí la determina: sus declaraciones, porque, supuestamente, reflejan sus ideas y sus intenciones. Y Alberto Rodríguez, como Errejón, tienen muy claro que las críticas a las "pintas" de los diputados de Podemos son "prejuicios elitistas". Y aquí es donde uno empieza a mosquearse. Porque, verán, no es que los políticos anteriores a Iglesias y Errejón (sí, sí, antes de ellos ya existía la política. Y la democracia) puedan presumir de intelectuales. El problema es que se supone que estos sí lo son, que estos nos van a salvar de los otros. Y aquí es donde uno se puede llegar a derrumbar psicológicamente. Hasta se podría llegar a decir aquello de: "A veces pienso que soy progresista. Luego pienso en Podemos y se me pasa". Porque lo preocupante no es lo que Podemos hace sino lo que Podemos ve (con acierto), lo que tiene bien observado: qué es lo que la sociedad está demandando, qué es lo que vende, qué es lo que le va a comprar. Como en la educación, si uno pretendiera vender un libro hablando de que el conocimiento se adquiere con esfuerzo (supongamos...), vendería mucho menos que otro (supongamos, también) que hablara de un método infalible para aprender sin esfuerzo y con mucho cachondeo. Y Podemos ha sabido ver que si tú a la gente le hablas de elitismo, huye despavorida, así que ha optado por el anti-elitismo emocional. Ojo, que veo venir a alguno de lejos: todos los partidos buscan lo mismo: el poder. Hablo de Podemos porque, tristemente, son los más listos. 

Termino con un desdichado ejemplo: en el Teatro de la Comedia de Madrid se van a representar durante este mes adaptaciones de las Novelas Ejemplares de Cervantes. Uno de los actores de la compañía explica con precisión la intención que tienen al mostrar al público la obra de Cervantes: "Lo que intentamos es", decía hace unos días el acto en el Telediario de la televisión pública, "no caer en la ampulosidad, en lo reverencial, en que no se nos quede intelectual. Intentamos dar en la diana de lo que nosotros creemos que eran estos clásicos en principio, que es que eran populares". Y con esta justificación, las imágenes de TVE nos enseñan cómo los personajes del escritor manchego portan guitarras (modernas, no vayan a pensar que se trata de una referencia a la guitarra de cinco órdenes de la época, ingenuos), maracas... vemos una especie de tablao flamenco...hasta que el director del montaje nos dice que se ha acercado a la obra "con respeto pero sin reverencia". Desde luego, esto último no hace falta ni decirlo. Con la apostilla "un Cervantes en zapatillas tan clásico como contemporáneo", cierra la noticia Ana Blanco.

Pues eso, que no nos quede intelectual y que llegue al público.

Os quiero, tíos.

Una recomendación: Contra Visconti



Entre los blogs que visito con asiduidad está el de Jorge Sánchez (Bajo la lluvia), en el que uno puede disfrutar y aprender y que vale pena frecuentar. Jorge es profesor, compañero de batallas, filósofo y poeta, y tengo el gusto de haber leído tres de sus libros: Bajo la lluvia (LVR. 2012),  Las vidas de las imágenes (Luces de Gálibo. 2013) y el reciente Contra Visconti, tres obras muy cuidadas en fondo y forma. En esta última, Jorge nos brinda una literatura comprometida, reflexiva y nada meliflua (como estoy seguro que le gustaría a él que dijéramos), a veces dura y directa (la masacre: el fruto inevitable de la estupidez), pero siempre honesta, aguda y refinada. Para ser leída con tiempo, silencio y tranquilidad.  

Contra Visconti ha sido publicada por la editorial Baile del Sol y puede adquirirse aquí. Y aquí dejo transcrito uno de los poemas, perteneciente al segundo apartado del libro: Transiciones.


LA ARENGA DE ARAGORN 

Sentado en el sofá, mi hijo se emociona.

En la pantalla Aragorn, hijo de Arathorn,
arenga a los Hombres ante la Puerta Negra:

<< Hijos de Gondor y de Rohan,

mis hermanos,
veo en vuestros ojos
el mismo miedo que encogería mi propio corazón.

Pudiera llegar el día en que el valor de los hombres

                                                                               [decayera,
en el que olvidáramos a nuestros compañeros
 y se rompieran los lazos de nuestra comunidad.

Pero hoy no es ese día.


En que una horda de lobos y escudos rotos

rubricaran la consumación de la edad de los hombres.

Pero hoy no es ese día.


En este día lucharemos.


Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena

                                                                                   [tierra,
os llamo a luchar,
hombres del Oeste.>>

Las palabras parecen plenas de significado,

capaces por sí solas de sustentar el mundo
y el crío parece intuirlo.

No parece el momento de romper el hechizo

y explicarle que la arenga no aparece en ningún lugar de 
                                                          [The Lord of the Rings,
que es una burda imitación de la del Harry V de 
                                                                        [Shakespeare,
que el efecto cinematográfico buscado
ha sido minuciosamente construido
y se ampara en trucos fraudulentos.

Mas, sobre todo, no es tiempo, todavía,

de contarle que ese día
en que los lazos de nuestra comunidad
se rompieron
y olvidamos a nuestros hermanos
ya aconteció
y que la edad del Hombre tal vez esté presta para su
                                                                       [consumación
aunque no aúllen los lobos y los escudos no hayan sido
                                                               [todavía quebrados.

Pronto lo será.


Mientras, descansaremos en compañía de Aragorn y los

                                                              [Hombres del Oeste. "

J.Jorge Sánchez. Contra Visconti. Editorial Baile del Sol. 2015.

miércoles, 13 de enero de 2016

Elogio de la equidistancia (XIII). Entre el bombín y la txapela

Yo sé que no lo consigo. Pero nadie me va a convencer de que no es una aspiración respetable la de buscar un punto medio entre los extremos. Y como en este país (y también en cada uno de los diferentes territorios que lo conforman -digo territorios para no tener que distinguir entre naciones, comunidades, regiones o como quiera que cada uno prefiera llamar al lugar en el que nace o pace -a mí me la trae al pairo-) andamos siempre a garrotazos, hoy he vuelto a ejercitarme en el noble arte de la mesura, imagino que con éxito también moderado. A día de hoy, en la educación navarra, recordando al "gran" Torrebruno, tigres son tigers y leones son leohiak. No hay más opción que estas dos para un profesor en Navarra. O no la habrá dentro de nada. Les pondré en antecedentes:

El actual Gobierno de Navarra propone una Oferta Pública de Empleo para la enseñanza que contempla más del 70% de las plazas en euskera. Para que no falte la guinda del pastel, los tres sindicatos nacionalistas, ELA, STEILAS y LAB, proponen (y el Consejero se deja querer, el muy zalamero) unificar las listas de contratación para que los candidatos de euskera puedan acceder también a las de castellano ("lo mío para mí y lo de los demás lo repartimos"). Reflexionemos.

Negar que el anterior Gobierno de Navarra, de UPN, no era precisamente impulsor del euskera y que encontró en el dogma plurilingüe el arma idónea para reducir su demanda y, por lo tanto, la matrícula en el Modelo D (enseñanza totalmente en euskera, salvo la asignatura de lengua castellana), es absurdo. Tan absurdo como sorprenderse de que el actual Gobierno, formado por Geroa Bai, Eh BILDU, Podemos-Ahal Dugu e Izquierda-Ezquerra, que en el Acuerdo Programático  firmado el pasado verano dejaba bien clarito (ojo, dentro del apartado "Pluralidad y convivencia") que el objetivo no era otro que conseguir "una Navarra plural, abierta, euskaldun y orgullosa de sus dos lenguas". Por si alguien no se ha percatado, la Navarra "abierta y plural" de la que se habla en el documento excluye a los castellanohablantes, puesto que euskaldun significa vascohablante. Curiosa manera de enorgullecerse de dos lenguas, una de las cuales ni se nombra. ¿Es posible una Navarra abierta y plural pero euskaldun? Lo dudo. Si es abierta y plural, estará tan orgullosa de un idioma como del otro, digo yo. Así que entre ponte bien y estate quieto, entre el "quevienenlosvascos" y la "normalización lingüística", entre el bombín y la txapela, los docentes plebeyos, los que nos manejamos en inglés pero tenemos la decencia de no decirnos bilingües, los que no hablamos euskera porque hemos venido de una comunidad vecina para ganarnos honradamente el pan y, sobre todo, a los que nadie nos exigió ni una cosa ni la otra cuando accedimos por oposición a la función pública, nos encontramos con que nuestras posibilidades de mejorar mínimamente nuestras condiciones de trabajo (que se limitan a conseguir un destino un poco menos malo del que tenemos) se han reducido a la mínima expresión y empezamos a sentirnos casi en riesgo de exclusión docente. Y es que uno empieza a temer por su futuro. ¿Se nos obligará a identificarnos con algún distintivo para que no haya dudas de que somos unos míseros profesores que enseñamos nuestra asignatura en castellano, no en inglés ni en euskera? ¿Se marcarán nuestras casas, nuestras ropas? ¿Se nos reservarán apartados en los bares y restaurantes, en los medios de transporte, para no mezclarnos con las clases superiores? Eso quienes estamos dentro (mientras Marina no decida sacarnos, al menos). Pero, ¿y los interinos? 

¿Y qué piensa de todo esto nuestra clase política?

UPN, con los cuchillos bien afilados desde que pasó a la oposición, se encuentra enrocado en el "¿lo veis? ¿lo veis?" y en el "ya os lo decía yo" (y no les falta razón, que conste), y pide el cese inmediato del Consejero, al tiempo que avisa de los tremendos estragos que causará en las próximas generaciones el posible replanteamiento de los programas de aprendizaje en inglés. El PPN, en las mismas.

El PSN, aunque también obcecado con la supuesta panacea del inglés, rechaza ambas medidas del Gobierno y se muestra bastante beligerante en la defensa de la sensatez (nunca es tarde si la dicha es buena).

EH BILDU (esperen, que esto es genial) admite que las "formas han dejado que desear", que es lo mismo que reconocer que podían haber disimulado un poco.

Geroa Bai habla de los recortes del PP (manzanas traigo).

Podemos dice que la OPE no mola, pero que a ver, que igual si eso la podríamos apañar y que debe haber consenso pero que si no, pues oye. O algo parecido.

Izquierda-Ezquerra, en esta ocasión más que coherente, pide una rectificación y una OPE "equilibrada" que no se apoye en una "posición muy minoritaria del Parlamento: la de "los grupos nacionalistas" (la Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra aprobó una declaración institucional por la que pedía al Gobierno foral que "reconsiderase" la Oferta Pública de Empleo).

No sé si la OPE se mantendrá (temo que sí), si la lista única saldrá adelante (temo -más- que también). Lo que más me preocupa es que sigue siendo impensable que un Gobierno gestione asuntos como la enseñanza, tan importantes, de forma imparcial. No hace falta consenso. ¿Qué consenso pueden alcanzar partidos tan dispares como los que conforman el Gobierno a la hora de "pensar la educación"? No se pondrían de acuerdo en prácticamente nada. Pero no es lo fundamental. Lo que sí debe haber es voluntad de aplicar criterios exclusivamente técnicos en cuestiones cruciales como la OPE y criterios justos y meritocráticos en la gestión de la listas de contratación. Ha de haber planificación, estudio, análisis de necesidades y búsqueda de soluciones. Nada más. Y, por lo visto, nada menos.